Londres, 21 mar (Prensa Latina) El cierre de los lugares de ocio, y un plan económico para proteger al sector privado y garantizar el salario de los trabajadores, destacan hoy entre las medidas tomadas en el Reino Unido para enfrentar al Covid-19.
El primer ministro, Boris Johnson, a quien muchos acusaban de haber adoptado una actitud demasiado pasiva frente a la epidemia que deja ya tres mil 983 personas contagiadas y 177 fallecidos, ordenó ayer el cierre de bares, cafés, restaurantes, gimnasios y demás lugares de ocio.
Queremos que permanezcan en sus casas para proteger al NHS (Servicio de Nacional de Salud) y salvar vidas, recalcó el gobernante, quien un día antes había suspendido las clases, como parte de las medidas de distanciamiento social que pedían a gritos los científicos desde que se confirmó el primer caso en Reino Unido en febrero pasado.
Hasta principios de esta semana, el gobierno se limitó a aconsejar a la población lavarse frecuentemente las manos, evitar los contactos sociales y los viajes innecesarios, y el autoaislamiento de los ancianos y de las personas con tos continua o fiebre alta.
También recomendó no asistir a los centros de salud para hacerse pruebas de la Covid-19, pues esos exámenes diagnósticos, dijo, estarían reservados para los pacientes ya ingresados en los hospitales.
La situación cambio radicalmente a partir del lunes pasado, cuando Johnson anunció que se tomarían medidas más drásticas, y que daría ruedas de prensa diarias para informar al público sobre el comportamiento de la pandemia.
De acuerdo con la prensa local, ese cambio de timón estuvo motivado por un informe del Imperial College de Londres donde se advertía que de no haber distanciamiento social, el virus podría provocar 250 mil muertes en el Reino Unido.
Paralelo a esas medidas dirigidas a cortar la transmisión de la Covid-19, el gobierno anunció sendos paquetes de ayuda financiera para apuntalar al sector empresarial y garantizarle el empleo a los miles de trabajadores que se verían afectados por el cierre de las compañías privadas.
En una primera comparecencia junto a Johnson esta semana, el ministro de Hacienda, Rishi Sunak, prometió destinar 330 mil millones de libras esterlinas (unos 400 mil millones de dólares) para otorgar préstamos libres de intereses a las empresas en aprieto.
La víspera, el propio funcionario volvió al número 10 de Downing Street para informar que el gobierno cubrirá el 80 por ciento del sueldo de los trabajadores que devengan hasta dos mil 500 libras mensuales, a cambio de la promesa de sus empleadores de que no habrá despidos masivos.
Este último anuncio fue recibido con beneplácito por las poderosas centrales sindicales del Reino Unido, cuyos líderes coincidieron en señalar que se trata de un gesto sin precedente en la historia del país, porque permitirá a los empleadores pagar a sus empleados.
Otros sindicalistas como Mike Clancy, secretario general de Prospect, un gremio que agrupa a ingenieros, científicos y administrativos, advirtieron, sin embargo, que esa garantía salarial no cubre a los trabajadores por cuenta propia y del sector informal de la economía.
La medida llega demasiado tarde para muchos de nuestros afiliados, desde ingenieros de vuelo hasta empleados de cines, que ya fueron despedidos, se quejó Clancy, quien exhortó al gobierno a garantizar que esos trabajadores sean reintegrados en sus puestos de trabajo para poder recibir sus salarios.
En otro orden, el Servicio de Transporte de Londres anunció el cierre de 40 estaciones del metro y una reducción en la frecuencia de viajes de los ómnibus debido a la escasa demanda, lo cual, dijo, le ocasionará por al menos 500 millones de libras en las próximas semanas.
La víspera también se publicó un informe del Grupo de Asesoría Científica para Emergencias (SAGE), el cual asesora al gobierno en temas de la Covid-19, donde se advierte que las medidas de distanciamiento social tendrían que estar en vigor durante la mayor parte del año en curso para poder controlar la propagación del virus.
La recomendación del SAGE difiere del anuncio que hizo Johnson de que el Reino Unido podía revertir la tendencia del virus en tres meses, y que según la cadena Sky News, no fue otra cosa que un intento del gobernante de «dorarle la píldora» a los británicos.